Kamil Jauregui y su provocadora conquista del erotismo
Kamil tiene un hambre voraz. Se expresa desde el dibujo, la fotografía, el tatuaje. Se alimenta de su mirada, sus vivencias, las de otrxs y sobre todo de su deseo de experimentar la vida, desde la intensa búsqueda de una identidad que está en descubrimiento y transformación constante.
por Marina Cisneros
Artistx del mes - 27 de septiembre, 2021
Nació en La Plata. Asistió a una escuela católica en City Bell y a sus quince años, incentivada por una nueva compañera de colegio, comenzó a dibujar. Luego de algunos años sin verse, como un maravilloso obsequio del azar, se reencontraron ingresando a estudiar Artes Plásticas en la Universidad de La Plata. Kamil lo cuenta con cierta emoción, reconociendo este vínculo como un punto de partida. Así comienzan algunas de sus obras también, en relaciones con otrxs.
Con su primer sueldo se compró una tableta digital, cambiando el soporte y dinámica al momento de hacer sus obras. Aunque al principio vincularse con esta herramienta fue complejo, el contexto pandémico y las dificultades para conseguir materiales de pintura la acercaron más a la digitalidad, llegando a crear una ilustración por día. Kamil hace dibujos eróticos, sus personajes disfrutan del sexo sin miedo y las texturas de sus pieles sugieren una extrañeza que hipnotizan.
La conquista del erotismo
Bucear en el campo del erotismo en la Historia del Arte nos lleva inevitablemente a preguntarnos: ¿dónde está el deseo femenino? Todas las representaciones referidas a la erótica fueron creadas desde la mirada y el deseo masculino, dejando a la mujer en un rol de absoluta pasividad. Según John Berger, en su libro Modos de ver, esto determina no sólo la mayoría de las relaciones entre hombres y mujeres, sino también la relación de las mujeres consigo mismas.
En la urgencia de transformar estos vínculos, Kamil planta su bandera en el territorio del erotismo, lo habita desde la expresión y desde un intenso proceso de autoexploración sobre su cuerpo, sus gustos, sus deseos. A veces se autorretrata, otras ilustra fantasías de personas que puede conocer o no, militando siempre para tratar temas que son tabú. A pesar de la censura constante que recibe, sabe lo que provocan sus ilustraciones, e insiste en naturalizar la figura de una mujer que se apropia de su sensualidad.
¿Quién estás siendo hoy como artista?
Hace tiempo dejé de ser Camila Jauregui Lorda. Desde la pandemia me reafirmé como Kamil, cuando por momentos hacía más de cuatro dibujos por semana, escribía relatos eróticos y poemas románticos, miraba porno, y me autorretrataba. Estaba prendida fuego, escuchando Lady Gaga bien fuerte cuando mi familia no estaba, y haciendo yoga en el patio cuando salía el sol.
Hoy volví a la calma. Casi no dibujo. Eso de los bloqueos creativos no me pasaba hacía mucho tiempo, y llegó finalmente poniéndome en un lugar de desolación en el que me siento un poco perdida, pero con mucho sosiego a la vez. Me pongo los auriculares y salgo en bici con la cámara analógica colgada del cuello, escuchando La fusa de Vinicius y Toquinho. Estoy reencontrándome con la lectura recreativa después de muchos años y volviendo a ponerme vestidos porque hace calor.
¿Qué técnicas y materialidades decidís trabajar? ¿De dónde pensas que viene esa elección?
Estoy dibujando mucho en digital, mirando mucho tutorial en tiktok y jugando a apropiarme de las técnicas que me llaman la atención. Dejé de dibujar en papel porque no tenía plata para comprarme los (marcadores) Sharpies que se me gastaban cada dos meses, o las pocas que me gustaban para retocar detalles.
En 2017, gracias a mi primer trabajo donde me explotaron durante todo un verano, pude comprarme mi hermosa tableta gráfica Wacom. Los primeros años la usé muy poco porque no le había agarrado la mano. Se siente raro mirar la pantalla y no el lugar donde estás dibujando. Pero en la pandemia no me quedó otra opción porque no podía salir a comprar a la librería, y ahí me enamoré. Sin embargo no me quedo sólo en lo digital, me gusta mucho probar impresiones en distintos papeles, de diferentes gramajes, canvas, tela, sublimación, enmarcado, en formato fanzine, postal, poster grande, etc. Es lindo ver un dibujo fuera de la digitalidad, pasan otras cosas.
¿En qué plataformas digitales mostrás tus obras? ¿Cómo te sentís publicándolas en ellas? Por ejemplo, sabemos que Instagram es una máquina de censura sobre el contenido que no entra dentro de los parámetros hegemónicos de los cuerpos a mostrar, ¿cómo te afecta?
Afecta un montón. Trato de diversificar. De hecho hace una semana me inhabilitaron la cuenta de Instagram, y no es la primera vez. Pero bueno, es mi plataforma principal. También subo todos mis dibujos a Behance, estoy trabajando con un diseñador en mi página web, y uso twitter donde vendo NFTs. Twitter es mi aliado porque no me censuran nunca, pero la verdad no me siento cómoda, porque es más de la palabra que de la imagen.
La censura en las redes sociales, es algo con lo que vengo luchando hace años. Me han borrado más de ocho cuentas, personales y de proyectos. Tuve uno que se llamaba Manifiesto de amor a las tetas, que surgió después de que me borraran mi tercer cuenta creo, en el que intenté naturalizar los torsos femeninos desnudos (femeninos disidentes) y además romper con la creencia de que hay sólo tetas “lindas”; me encontré con personas con tetas tubulares, tetas más grandes y otras más chicas, con estrías, operadas por cáncer de mama, operadas por cambio de género, personas con tres pezones, etc. De ese proyecto me borraron como tres o cuatro cuentas.
Entendiendo las redes sociales en un sentido laboral, sé que me tengo que adaptar a las reglas del juego, porque es estresante tener que empezar de cero cada un año porque me borran cuentas, pero subtextualmente trato de acceder al inconsciente de todas las personas que me siguen o ven mis ilustraciones, para naturalizar lentamente el desnudo del torso femenino. Creo que esa es mi lucha. No me siento cómoda con el formato pancarta diciendo: “NATURALICEMOS EL PEZÓN FEMENINO”, medio imponiéndose a la fuerza. Lo mío es más sutil, como lo que está pasando, por ejemplo, con el lenguaje inclusivo. Al principio generó mucha controversia y ahora, a pesar de que sigue siendo muy rechazado por algunxs, otrxs están dejando de renegar con eso. Es ser transgresorx hasta el cansancio. Siento que me gusta esa búsqueda por incomodar, por enfrentar a las personas con sus prejuicios. Además, ya se sabe que lo que no se nombra, no existe.
Siento que me gusta esa búsqueda por incomodar, por enfrentar a las personas con sus prejuicios. Además, ya se sabe que lo que no se nombra, no existe.
¿Cómo te vinculas con la erótica de tus imágenes? ¿Y lxs demás? ¿Qué tipo de devoluciones tenés?
La siento mucho. Me genera deseo, alimenta mis fantasías y mi imaginación. No me suele generar rechazo dibujar cosas que no me excitan. Tal vez no me calienta que me aten, pero sí me gusta dibujar a alguien atado, y eso es porque me excita cuando alguien está disfrutando, y yo me imagino a mis personajes gozando.
Hace un tiempo empecé a explorar la fotografía. Me gusta mucho autorretratarme y me parece una re buena herramienta para dibujar. Este año empecé un taller de investigación y producción fotográfica, y estoy destrabando el miedo a retratarme a mí y a mis parejas sexuales en la intimidad. Me cuesta cruzar el límite de retratar a otrx, siento que le estoy vulnerando y me incomoda. Pero estoy encontrando formas de pedir consentimiento y hacerlo porque realmente es algo muy hermoso.
Lxs demás, en general, también se calientan con mis dibujos. Me han escrito muchxs contándome lo que les provocó cierto dibujo y eso me flashea, pero después me acuerdo que a mí me calienta el Hentai y lxs entiendo. En las redes sociales la gente opina porque es gratis, pero por suerte nadie me ha escrito en plan hate, ni me han bardeado por lo que hago.
Me han escrito muchxs contándome lo que les provocó cierto dibujo y eso me flashea, pero después me acuerdo que a mí me calienta el Hentai y lxs entiendo.
¿Qué y quiénes te inspiran?
Todo, todo el tiempo. Una compañera me dijo que le asombraba cómo encontraba erotismo en todos lados. Tengo una foto de un maniquí en Diagonal 80 atado del cuello para que no se vuele o lo roben. Tengo otra de unos cajones de verdulería apilados que dicen “el guapo”, y así con todo. Veo algo re sexual en esa imagen que capaz otrxs pasan desapercibido. Después nada, soy adicta a guardar imágenes que me gustan en Instagram. También este año trabajé mucho con mi producción desde lo teórico, y eso me hizo crecer un montón.
Me inspiran creadores, mis amigxs, la poesía. Me gusta consumir arte en todos sus formatos. Voy a muestras de arte, al teatro, al cine, tengo una colección de calcos y otra de fanzines. Estoy suscrita al Kiosco de Piraña y todos los meses recibo una caja con editorial artístico sorpresa, y la mayoría es de personajes que no conozco.
¿Por qué o para qué haces arte?
Que difícil. Es la pregunta que más me hago cuando entro en crisis. Qué se yo. Me encanta. Me gusta el juego de incomodar miradas que se cruzan con mis ilustraciones, me gusta jugar con lo no dicho, con las imágenes que se quedan afuera del repertorio del régimen escópico. Hago arte porque no les quiero dar el lujo de callarme.
¿Qué es lo más difícil de estar siendo artista?
No caer en el desencanto.