El desafío de hacer algo que no se está haciendo
La artista cordobesa Pamela Rudy nos presenta un mundo rockero con su tercer disco de estudio: Tánatos. Desde Ojo de Salvia nos adentramos en su carrera y conversamos con ella acerca de su crecimiento musical y las frustraciones que la industria despierta.
por Cecilia Bonomo
Música – 24 de enero, 2022
Rudy es el proyecto de la cantautora cordobesa Pamela Rudy. Si tuviéramos que definirla en la actualidad, diríamos que es una rockera. Sin embargo, su camino en el universo musical la llevo a adentrarse en el folk y el pop, para luego rebrotar la sonoridad del rock de los años 60 y 70.
En 2016 publicó su primer disco de larga duración, El Reino, con once canciones de su autoría y la producción artística de Tomás Ferrero (Rayos Láser). Una obra delicada con baladas románticas y reflexivas en donde reina el pop, con presencia de teclados, batería y guitarra eléctrica, con algunos guiños folklóricos. Tres años después, editó Corredora del Desierto (2019), un disco muy disímil del primero. Rudy incorporó una marcada influencia del rock y el blues. Este material contó también con la producción de Tomás Ferrero y fue grabado en Sonorámica Estudio. Su canción “Lejos” es la más reproducida en las plataformas de streaming.
Durante la cuarentena de 2020, mientras producía su último material, lanzó varios singles con colaboraciones: “Blues #6346”, junto a Las Diferencias, “Canción Inútil”, junto a Mariana Päraway y “Noche de navidad” con Santiago Moraes. También realizó un show íntimo en formato full band, disponible en su canal de Youtube.
Su tercer disco, Tánatos, fue editado en octubre del 2021. Es un material potente y rockero, que recorre universos de psicodelia y letras con tono pesimista, afines al caos de estos últimos dos años. Fue grabado en agosto de 2020 en 440 Estudio de Córdoba capital, por Seba Palacios y está producido por Nacho Sánchez.
En septiembre lanzó un videoclip lisérgico de la canción “Algo Más” realizado por Joaquín Ferrón. El nombre del álbum hace referencia al psicoanálisis, a la llamada “pulsión de muerte” o Tánatos (contraria a la “pulsión de vida” o Eros). La palabra representa el deseo inconsciente de reposo, vicios y el abandono de las luchas de la vida. Según Freud, no existe acción humana en la que no convivan ambos componentes: no hay vida sin muerte, ni muerte sin vida.
Actualmente, en los shows en vivo Rudy se presenta en banda, acompañada por los integrantes del grupo Nautilus: Nacho Sánchez en guitarra eléctrica y acústica, Gonzalo Criado en batería y Juan Ludueña en bajo.
Desde Ojo de Salvia charlamos con Rudy vía Zoom y nos comentó cómo comenzó su carrera artística, en qué momento decidió incorporar elementos del rock y las dificultades que se le presentaron para incorporar su propuesta en los escenarios nacionales.
¿Cuándo comenzó tu interés por la música?
Estudié piano de chica y, hace unos años, empecé a hacer mis canciones y a probar cosas. Cada disco fue una búsqueda y una materialización de lo que me fue gustando. Pero estoy desde chiquita conectada con la música. Siempre fui curiosa y muy mala estudiante. Nunca me comprometí ni hice una carrera. Me vinculé sin querer con algo que siempre estuvo. Hace poco tomé consciencia de que siempre había estado. Fue natural.
¿Cómo decidiste que Tomás Ferrero produzca tus primeros discos?
Eso fue una linda casualidad. Yo estaba en esa época con una banda de jazz y estaba aprendiendo a hacer canciones en un taller. Había hecho un EP a duras penas, casero, y tenía ganas de grabar mejor. Tomi Ferrero estaba en la ciudad de Córdoba, estaba empezando a salir con Papry (Agustina “Papry” Suásquita) y tenía ganas de producir gente. Yo tenía un contacto en común con él, un periodista que se llama Jopi Heinz, que me dijo “tengo un amigo de Rayos Láser, que tiene ganas de producir artistas, por qué no te sumás y probás a ver qué sale”.
Entonces nos juntamos para el primer disco, El Reino, y nació una especie de amistad. Después hicimos Corredora del Desierto. Entré en confianza con él y necesitaba, para empezar a hacer discos, alguien que me ordene y que me enseñe, también. Tomi me enseñó a grabar, el es muy pop, pero tiene mucho criterio, un muy buen gusto musical. Entonces me ofrecía su criterio y me ayudaba a estructurar las canciones. Fue un espejo, me daba devoluciones y trabajábamos juntos. Quizás es lo que más hizo Tomi, trabajar conmigo las canciones. Me di cuenta ahora, en mi último disco, Tánatos, que no lo hice con él, que capaz me venía bien su oído y su criterio.
En cuanto a Tánatos, noté que hubo un quiebre en lo musical, con un estilo rockero aún más marcado que en Corredora del Desierto. ¿Esto a qué se debió?
Con Corredora del Desierto formé mi banda. En realidad, tomé una banda que ya existe: Nautilus, para que ellos sean mi backing band. Y ese disco fue desafiante porque ellos vienen de hacer un rock más duro, más progresivo, instrumental, súper cargado, y Corredora del Desierto es rock, pero es simple. Son canciones muy concisas y concretas con una sola melodía muy clara y la banda no tenía protagonismo.
Lo que yo quería hacer era componer un disco para que la banda tome ese lugar, que para mí se lo merece, por la flor de banda que es. Entonces se hizo Tánatos, un disco híper arreglado, que tiene muchísimos condimentos. La batería hace de todo, todo el tiempo. Hay mucha guitarra. Los chicos se metieron en el disco. Eso generó un quiebre musical porque ya no lo pensamos más como una producción pop, lo pensamos casi de una forma barroca. Que todos vengan a meter y hagamos algo inspirado en los 70, con mucho arreglo. Sabemos que no es radiable, pero es lo que teníamos ganas de hacer.
¿Con qué bandas de rock te sentís identificada o influenciada?
Tuvimos referencias a Love y a Bob Dylan, más para la composición. Jefferson Airplane, nos gustan The Byrds y The Kinks también. Hay un tema que se llama “Viento a favor” y lo re tomamos de The Kinks. La estructura de la canción, la instrumentación. Fue lo que intentamos, un poco más psicodélico. Es el desafío de compartir algo que no se está haciendo, porque no todas las personas dicen “Uy algo distinto, ¡qué bueno!”. Muchas veces las personas están buscando una frecuencia más actual y conmigo es difícil de encontrarlo, pero es el desafío.
¿En la composición de las canciones participó también la banda?
Las canciones son mías. El proceso fue hacer la letra y la música en mi casa y luego se las pasaba a mi productor, Nacho Sánchez, y con él charlábamos las que iban y las que no. Nacho aportaba los arreglos para las guitarras y ya las llevábamos a la sala de ensayo para empezar a hablar de cómo nos imaginábamos las canciones. Fue muy lindo el proceso porque hicimos el disco en cuarentena, tuvimos mucho tiempo y se generaba la posibilidad de estar horas hablando de la canción. Cómo queríamos que sea, cómo queríamos que funcione, así que fue muy interesante. Empezamos a mediados del 2020 y el disco lo sacamos en octubre del 2021. Queríamos hacerlo todo en Córdoba y nos costó lograr, desde la mezcla, un sonido que no sea tan mainstream, pero que no deje de ser actual. Me pareció la búsqueda más difícil del disco: el audio, cómo suena. Estamos muy contentos con lo que logramos.
¿El disco te abrió las puertas a nuevos festivales y shows?
Lamento decirte que, muy al contrario, siento que me cerró las puertas. Desde que salió el disco me doy cuenta que esta sonoridad rockera es muy difícil. La gente no está acostumbrada, es una dinámica de show muy distinta, con mucho interplay entre los músicos. En Cosquín Rock no logré entrar y en otros festivales tampoco. No sé si será porque yo estoy en Córdoba o qué está sucediendo, pero sentí mucha más llegada y pegada con Corredora del Desierto que con Tánatos. Me está costando mucho el disco. A pesar de que es mi favorito, parece que no es lo que la gente está escuchando.
“Fue muy lindo el proceso porque hicimos el disco en cuarentena, tuvimos mucho tiempo y se generaba la posibilidad de estar horas hablando de la canción.”
¿Creés que las mujeres y las disidencias están teniendo más oportunidades en esta época?
A las oportunidades no las veo, yo creo que eso es un disfraz. En la realidad no está pasando. Yo estoy, me muevo, me preocupo por estar en la escena y no sucede. Estoy en contacto con muchas artistas de Buenos Aires, Sol Bassa, Karina Vismara, y nadie está tocando. Ninguna está en festivales. Sol estuvo nominada a un Gardel y Karina Vismara ganó un Abby Road. Y estamos todas en la misma.
Es todo un proceso, creo. Igual estoy hablando desde la frustración, porque cuando una saca un disco tiene mucha expectativa de cosas, pero te das cuenta que la industria funciona distinto y que vos no estabas pensando en eso cuando lo hiciste. Entonces yo estoy en ese proceso. Estoy pensando que tengo que cambiar de música, básicamente, y hacer otra cosa. Proponer otro juego, porque este me deja bastante afuera. Por eso tantos artistas tardan años en llegar. Son cosas para pensar.
Yo respeto mucho a quien está haciendo música y quizás no es lo que elije, pero está viviendo y comiendo de eso. Son cosas que suceden. Hay que poner en la balanza muchas cuestiones. Es difícil. Hicimos un disco que no gusta, pero yo siento que me sumó a mí como persona y como experiencia. Porque lo hicimos nosotros y me involucré mucho en la grabación y en la mezcla. Siento que este disco lo curtí, me curtió y me preparó. Hay que ver, de ahora en más, cómo se sigue.
Nota editada por Guillermina Aguirre




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Música – 24 de enero, 2022
Rudy es el proyecto de la cantautora cordobesa Pamela Rudy. Si tuviéramos que definirla en la actualidad, diríamos que es una rockera. Sin embargo, su camino en el universo musical la llevo a adentrarse en el folk y el pop, para luego rebrotar la sonoridad del rock de los años 60 y 70.
En 2016 publicó su primer disco de larga duración, El Reino, con once canciones de su autoría y la producción artística de Tomás Ferrero (Rayos Láser). Una obra delicada con baladas románticas y reflexivas en donde reina el pop, con presencia de teclados, batería y guitarra eléctrica, con algunos guiños folklóricos. Tres años después, editó Corredora del Desierto (2019), un disco muy disímil del primero. Rudy incorporó una marcada influencia del rock y el blues. Este material contó también con la producción de Tomás Ferrero y fue grabado en Sonorámica Estudio. Su canción “Lejos” es la más reproducida en las plataformas de streaming.
Durante la cuarentena de 2020, mientras producía su último material, lanzó varios singles con colaboraciones: “Blues #6346”, junto a Las Diferencias, “Canción Inútil”, junto a Mariana Päraway y “Noche de navidad” con Santiago Moraes. También realizó un show íntimo en formato full band, disponible en su canal de Youtube.
Su tercer disco, Tánatos, fue editado en octubre del 2021. Es un material potente y rockero, que recorre universos de psicodelia y letras con tono pesimista, afines al caos de estos últimos dos años. Fue grabado en agosto de 2020 en 440 Estudio de Córdoba capital, por Seba Palacios y está producido por Nacho Sánchez.
En septiembre lanzó un videoclip lisérgico de la canción “Algo Más” realizado por Joaquín Ferrón. El nombre del álbum hace referencia al psicoanálisis, a la llamada “pulsión de muerte” o Tánatos (contraria a la “pulsión de vida” o Eros). La palabra representa el deseo inconsciente de reposo, vicios y el abandono de las luchas de la vida. Según Freud, no existe acción humana en la que no convivan ambos componentes: no hay vida sin muerte, ni muerte sin vida.
Actualmente, en los shows en vivo Rudy se presenta en banda, acompañada por los integrantes del grupo Nautilus: Nacho Sánchez en guitarra eléctrica y acústica, Gonzalo Criado en batería y Juan Ludueña en bajo.
Desde Ojo de Salvia charlamos con Rudy vía Zoom y nos comentó cómo comenzó su carrera artística, en qué momento decidió incorporar elementos del rock y las dificultades que se le presentaron para incorporar su propuesta en los escenarios nacionales.
¿Cuándo comenzó tu interés por la música?
Estudié piano de chica y, hace unos años, empecé a hacer mis canciones y a probar cosas. Cada disco fue una búsqueda y una materialización de lo que me fue gustando. Pero estoy desde chiquita conectada con la música. Siempre fui curiosa y muy mala estudiante. Nunca me comprometí ni hice una carrera. Me vinculé sin querer con algo que siempre estuvo. Hace poco tomé consciencia de que siempre había estado. Fue natural.
¿Cómo decidiste que Tomás Ferrero produzca tus primeros discos?
Eso fue una linda casualidad. Yo estaba en esa época con una banda de jazz y estaba aprendiendo a hacer canciones en un taller. Había hecho un EP a duras penas, casero, y tenía ganas de grabar mejor. Tomi Ferrero estaba en la ciudad de Córdoba, estaba empezando a salir con Papry (Agustina “Papry” Suásquita) y tenía ganas de producir gente. Yo tenía un contacto en común con él, un periodista que se llama Jopi Heinz, que me dijo “tengo un amigo de Rayos Láser, que tiene ganas de producir artistas, por qué no te sumás y probás a ver qué sale”.
Entonces nos juntamos para el primer disco, El Reino, y nació una especie de amistad. Después hicimos Corredora del Desierto. Entré en confianza con él y necesitaba, para empezar a hacer discos, alguien que me ordene y que me enseñe, también. Tomi me enseñó a grabar, el es muy pop, pero tiene mucho criterio, un muy buen gusto musical. Entonces me ofrecía su criterio y me ayudaba a estructurar las canciones. Fue un espejo, me daba devoluciones y trabajábamos juntos. Quizás es lo que más hizo Tomi, trabajar conmigo las canciones. Me di cuenta ahora, en mi último disco, Tánatos, que no lo hice con él, que capaz me venía bien su oído y su criterio.
En cuanto a Tánatos, noté que hubo un quiebre en lo musical, con un estilo rockero aún más marcado que en Corredora del Desierto. ¿Esto a qué se debió?
Con Corredora del Desierto formé mi banda. En realidad, tomé una banda que ya existe: Nautilus, para que ellos sean mi backing band. Y ese disco fue desafiante porque ellos vienen de hacer un rock más duro, más progresivo, instrumental, súper cargado, y Corredora del Desierto es rock, pero es simple. Son canciones muy concisas y concretas con una sola melodía muy clara y la banda no tenía protagonismo.
Lo que yo quería hacer era componer un disco para que la banda tome ese lugar, que para mí se lo merece, por la flor de banda que es. Entonces se hizo Tánatos, un disco híper arreglado, que tiene muchísimos condimentos. La batería hace de todo, todo el tiempo. Hay mucha guitarra. Los chicos se metieron en el disco. Eso generó un quiebre musical porque ya no lo pensamos más como una producción pop, lo pensamos casi de una forma barroca. Que todos vengan a meter y hagamos algo inspirado en los 70, con mucho arreglo. Sabemos que no es radiable, pero es lo que teníamos ganas de hacer.
¿Con qué bandas de rock te sentís identificada o influenciada?
Tuvimos referencias a Love y a Bob Dylan, más para la composición. Jefferson Airplane, nos gustan The Byrds y The Kinks también. Hay un tema que se llama “Viento a favor” y lo re tomamos de The Kinks. La estructura de la canción, la instrumentación. Fue lo que intentamos, un poco más psicodélico. Es el desafío de compartir algo que no se está haciendo, porque no todas las personas dicen “Uy algo distinto, ¡qué bueno!”. Muchas veces las personas están buscando una frecuencia más actual y conmigo es difícil de encontrarlo, pero es el desafío.
¿En la composición de las canciones participó también la banda?
Las canciones son mías. El proceso fue hacer la letra y la música en mi casa y luego se las pasaba a mi productor, Nacho Sánchez, y con él charlábamos las que iban y las que no. Nacho aportaba los arreglos para las guitarras y ya las llevábamos a la sala de ensayo para empezar a hablar de cómo nos imaginábamos las canciones. Fue muy lindo el proceso porque hicimos el disco en cuarentena, tuvimos mucho tiempo y se generaba la posibilidad de estar horas hablando de la canción. Cómo queríamos que sea, cómo queríamos que funcione, así que fue muy interesante. Empezamos a mediados del 2020 y el disco lo sacamos en octubre del 2021. Queríamos hacerlo todo en Córdoba y nos costó lograr, desde la mezcla, un sonido que no sea tan mainstream, pero que no deje de ser actual. Me pareció la búsqueda más difícil del disco: el audio, cómo suena. Estamos muy contentos con lo que logramos.
¿El disco te abrió las puertas a nuevos festivales y shows?
Lamento decirte que, muy al contrario, siento que me cerró las puertas. Desde que salió el disco me doy cuenta que esta sonoridad rockera es muy difícil. La gente no está acostumbrada, es una dinámica de show muy distinta, con mucho interplay entre los músicos. En Cosquín Rock no logré entrar y en otros festivales tampoco. No sé si será porque yo estoy en Córdoba o qué está sucediendo, pero sentí mucha más llegada y pegada con Corredora del Desierto que con Tánatos. Me está costando mucho el disco. A pesar de que es mi favorito, parece que no es lo que la gente está escuchando.
¿Creés que las mujeres y las disidencias están teniendo más oportunidades en esta época?
A las oportunidades no las veo, yo creo que eso es un disfraz. En la realidad no está pasando. Yo estoy, me muevo, me preocupo por estar en la escena y no sucede. Estoy en contacto con muchas artistas de Buenos Aires, Sol Bassa, Karina Vismara, y nadie está tocando. Ninguna está en festivales. Sol estuvo nominada a un Gardel y Karina Vismara ganó un Abby Road. Y estamos todas en la misma.
Es todo un proceso, creo. Igual estoy hablando desde la frustración, porque cuando una saca un disco tiene mucha expectativa de cosas, pero te das cuenta que la industria funciona distinto y que vos no estabas pensando en eso cuando lo hiciste. Entonces yo estoy en ese proceso. Estoy pensando que tengo que cambiar de música, básicamente, y hacer otra cosa. Proponer otro juego, porque este me deja bastante afuera. Por eso tantos artistas tardan años en llegar. Son cosas para pensar.
Yo respeto mucho a quien está haciendo música y quizás no es lo que elije, pero está viviendo y comiendo de eso. Son cosas que suceden. Hay que poner en la balanza muchas cuestiones. Es difícil. Hicimos un disco que no gusta, pero yo siento que me sumó a mí como persona y como experiencia. Porque lo hicimos nosotros y me involucré mucho en la grabación y en la mezcla. Siento que este disco lo curtí, me curtió y me preparó. Hay que ver, de ahora en más, cómo se sigue.