Siembra palabras y cosecha universos

El amor es para la palabra lo que la savia a las plantas. El universo de una artista visual y poeta conectora de mundos: Debo Palabras.

Revista Ojo de Salvia

El amor es para las palabras lo que la savia a las plantas. El universo de una artista visual y poeta conectora de mundos: Debo Palabras.

¿Qué te emociona?

La ternura me hace emocionar mucho más que las cosas que me dan tristeza. Cuando algo me da ternura se me llenan los ojitos de lágrimas. Actitudes de la gente, los animales, las plantas, los yuyitos que crecen en el medio del asfalto.

¿Cómo canalizás la creatividad?

No sé si tengo una manera de darle canal a la creatividad o de encarar un proceso creativo, no puedo reconocer en mí una manera. Creo que simplemente me surge una necesidad y a partir de ahí aparece el proceso creativo, que es como una manifestación externa de algo que está pasando dentro y que necesito vivir. Vivenciarlo simbólica y materialmente, y así aparece un dibujo, un texto, un libro. No estoy pensando en darle canal a la creatividad, más bien estoy sumida en ese mundo interno que se mueve, muta, crece, que me pide mucho y es ahí donde surge la obra.

¿Qué o quiénes son tus referentxs? 

Referentxs tengo muchxs y variadxs, en la música, en el cine, la poesía. Pero en general mi referente es la vida, el observar. La naturaleza es una gran maestra para mí porque todo el tiempo me está enseñando cómo construir mi manera de crear y vivir. Se relaciona con la pregunta anterior, el arte como un proceso natural que no tiene que ver con un manual o una manera ajena o extraña a mí, hecha desde la racionalidad. 

También tengo personas, músicxs como Tigran Hamasyan, que siempre lo menciono, y poetas que suelen cambiar. Hace ocho años atrás Baudelaire era un gran referente y hace como cuatro años que no toco un poema suyo.

“La naturaleza es una gran maestra para mí porque todo el tiempo me está enseñando cómo construir mi manera de crear y vivir.”

Como artista, ¿al servicio de qué estás? 

Siento que soy una artista que está al servicio de sí misma, pero no en el sentido egocéntrico o de querer acaparar cosas. Me refiero a que el arte tiene que ser primero para mí porque yo tengo que encontrarle el valor simbólico, tengo que entender a qué va lo que estoy haciendo, tengo que hacerlo carne, tiene que ser real en mí para después poder compartirlo. Porque la honestidad es fundamental en lxs artistas. El arte de unx artista que se ignora a sí mismx pierde fuerza, pierde vida. 

Pienso que esa honestidad es el compromiso que puedo tener para manejarme en concordancia con lo más profundo, con lo más interno. Eso es lo que aporta vida al arte. Eso es lo que deseo y busco, que mi arte aporte vida. 

Estoy convencida de que el arte da vida porque también lo experimento como espectadora. Por mi parte siento que le debo eso a la gente, porque cuando lo recibo lo valoro, me transforma y me cambia. Ese el poder tan tremendo que tiene el arte. Entonces primero es a mi servicio, para después estar con la mayor honestidad posible al servicio de lxs demás, de quien sea que quiera escuchar. Sean una o 5000 personas, eso da igual.

¿Qué te aporta el arte?

El arte me da muchas cosas que son cambiantes en distintas etapas de la vida. Me da calma, sabiduría y placer, sin dudas. Incluso me ha dado amistades, hermanas del alma que han aparecido gracias al arte. Me da vida y nutrición, en todos los sentidos de la palabra. 

¿Qué es la palabra para vos?

Es algo fuerte. En muchas tradiciones y puntos de vistas espirituales la palabra es magia, porque la palabra crea. Es energía potencial. Me parece que es importante cuidarla y valorarla, no solo a la palabra dicha sino también la pensada. Es fundamental que se cuide, valore y respete. Antes los tratos eran de palabra y hoy parece que se necesitan más y más figuras legales. 

¿Qué digo cuando digo lo que digo? ¿Tengo conciencia de que cuando hablo, digo cosas que tienen impacto en mi vida y en los demás? La palabra crea al mundo. Esa es para mí su gran importancia y belleza.

“La palabra crea al mundo. Esa es para mí su gran importancia y belleza.”

¿De dónde nace tu creación?

Del deseo, de una necesidad fuerte e intensa que no puedo manejar. Cuando tengo ideas que me gustaron y no son una necesidad profunda me cuesta realizarlas. En cambio, cuando algo sale de la mezcla del deseo y de la necesidad, como dos hilos que se trenzan, aparece como una explosión, a veces repentina y a veces madurando despacio, que puede ser en palabras o imágenes. 

No es algo que yo pueda decidir, sino simplemente me surge y aparece en la materia, pero no hay nada estricto en el orden entre dibujo y escritura. El taoísmo afirma que del caos surge un nuevo ordenamiento y quizás sea así en mí, tal vez se corresponde con mis procesos. No tengo una estructura rígida de trabajo, sino una vivencia constante en mis reflexiones.

¿Hay alguna palabra o frase que te atraviese actualmente?

En este tiempo me atraviesa el silencio de un modo nuevo. De momentos quisiera estar verborrágica, en el sentido poético de escribir cosas, lo que estoy sintiendo, lo que me está pasando, pero no me está surgiendo. Aprender a respetar eso es un desafío para mí, porque estoy acostumbrada a que, como artista, tengo que estar súper productiva todo el tiempo. Justamente, algo que no me gusta de estos tiempos es que el silencio no se considere productivo. Estoy sintiendo mucho silencio, dentro y fuera, y me está atravesando profundamente.

¿Tenés algún trabajo que te haya transformado, que haya dado a luz una nueva versión tuya?

Siempre me transforman. Cada libro e ilustración, en el momento en que lo estoy haciendo, me está transformando por completo. Cada día soy muy distinta al anterior, siento que cambio mucho con cada obra. De todos modos, puedo destacar que hay un antes y un después de mi poemario Nombrares, porque fue la primera vez que me atreví a mostrar lo que escribía, que fui consciente de lo que creé y que le vi ese valor transformador en mí misma. 

Ese libro me fue abriendo camino. Tuve la bendición de ver que a muchas personas les llegaba y les generaba lo que tanto nos gusta del arte. Me sucede que lo vuelvo a leer y me conmueve nuevamente. Siento que es otra voz la que me habla, ya no soy yo, pero es como si hubiese una pequeña maestra escondida para mí. Me vuelve a enseñar lo que sí y lo que no, algunos textos me muestran lo que ya no siento, lo que no pienso. Otros me sorprenden porque recién estoy entendiendo lo que escribí ese día. Así de diverso es Nombrares para mí.

¿De qué sos fruto hoy?

Hoy siento que estoy en un otoño donde quizá no hay ningún fruto, no hay acciones concretas, por así decirlo. Hace bastante que no dibujo, sí he escrito, pero no mucho tampoco. Siento que hay una sutileza muy profunda, que hay crecimiento en la raíz y que dentro se mueven cosas que todavía ignoro, que aún no ascienden en savia a las ramas para convertirse en fruto. 

Entonces podría decir que estoy siendo fruto del silencio, de la expectación, de la quietud. Estoy como hibernando, mandando mucha energía para adentro, y me hace feliz porque me enseña una nueva actitud frente a la vida. Si bien siempre fui reflexiva y meditativa, nunca fue al punto de estar tantos meses así, es una experiencia rica. 

Estoy gestando y en poco tiempo nace nuestra hija y estoy atravesadísima por eso. Si me imaginaba embarazada antes, era escribiéndole mil poemas y libros infantiles, llenando todo de ilustraciones y no, finalmente surgió de otra manera. Respetar ese proceso está siendo muy provechoso, me está aportando cosas que todavía no sé identificar y que algún día veré madurar.

¡Te invitamos a compartir en tus redes sociales!

Autorx

Virginia Robles

Redactora