Creadora de sí misma y sus propios sistemas
Natacha Ebers es artista multidisciplinar, a veces humana, otras veces animal y unas tantas más un manto de neblina en busca de una nueva forma para habitar.

Revista Ojo de Salvia

Artistx del mes - 28 de julio, 2021

Nacida en Punta Alta (Buenos Aires), construyó una identidad artística para crear sus propias estrategias de supervivencia, siendo artesana de la fotografía y en cruce con las Redes Sociales, Natacha supo convertirse en referencia latinoamericana en temas de poéticas visuales y estenopeicas. Se involucra en el área experimental y de investigación relacionándose con la construcción de dispositivos fotográficos, indagando sobre la relación cuerpo, máquina y fotografía a partir de recursos interdisciplinarios y performáticos.

En 2018, ganó el primer galardón de la Fundación Premios ArtexArte con una serie de autorretratos tomados con una cámara analógica para negativos de 6×6 que se fabricó a finales de los años ’50 hasta los ’70, las fotos fueron superpuestas y transferidas sobre doce placas de vidrio. En 2020 publicó Querida Natacha, que surge a partir de una necesidad personal y es el diálogo interno entre una misma persona. Estas conversaciones se dan entre el 2009/2010 hasta la actualidad, mediante cartas fechadas y fotografías que se corresponden, donde se manifiestan conflictos existenciales y la intimidad de Natacha. Muestra el proceso creativo, el lado oculto y la trastienda íntima, quizá vergonzosa, de un diario instalativo. 

La Bourgeois de la fotografía

Encontrarse con la artista y reconocerla lleva tiempo, requiere de una mirada profunda y sobre todo, apertura para entregarse a la experiencia de sus imágenes. En ese encuentro íntimo con su obra, cada fotografía y cada escrito transpiran honestidad, podrían ser un fragmento de su piel que aún lleva el aroma de su última experiencia. Sin embargo, su arte es más admirado que aclamado, como se decía de la gran Louise Bourgeois; aún su obrar artístico se centra más en la necesidad de sobrevivir que en vivir siendo artista. 

Natacha se rodea de activistas, amigxs, busca preguntas en la memoria de los cuerpos, obra desde el deseo de experimentar, activa por el desnudo sin censura, vive y crea fuertemente influenciada por materiales no convencionales. Sus trabajos son una exploración biográfica, psicológica y filosófica. En su libro Querida Natacha, como en la obra de Bourgeois, la confesión se transforma en un lenguaje de expresión creativa dentro de la práctica artística, por su orientación hacia una forma de expresión en primera persona y de subjetividad de unx mismx. 

Desde la confesión como práctica artística propone formas expresivas de un decir que pone el foco en el sujeto, en el que se funden tramas de comunicación entre los individuos, la identidad, la sexualidad, el trauma, el lenguaje y la actuación, o la enfermedad mental y la fragmentariedad del sujeto. La artista crea estrategias participativas y modelos de discursos no cerrados, potenciando el vínculo múltiple y la posibilidad de la invención del propio ser. Natacha Ebers ha sido creadora de sí misma y sus propios sistemas.

Materia Sensible

Cuando aún no existía Instagram para convertir en tendencia a la fotografía estenopeica, Natacha fue una artesana de la fotografía, experimentando con procesos fotográficos antiguos. En Bazofia estenopeica Natacha junto a Rodrigo Aguero y Rocío Muy Bien, construyó una gran cámara estenopeica utilizando un contenedor de basura urbano con la que crearon una imagen fotográfica de la ciudad. 

Mientras las plataformas virtuales de circulación de fotografías digitales crecían de manera impensada, ellxs hacían fotografía callejera con un inmenso tacho de basura; esto ya no se trataba del momento decisivo, todo comenzó a ser sobre la vida de las imágenes, aquel proceso de creación que sucede antes de la imagen en sí, quizás, la “verdadera” imagen latente. 

Para Natacha se trata de un acto performático por el hecho de construir la cámara, la imagen, trabajar en un laboratorio analógico y vincularse con químicos. El acto se expande hacia la interdisciplinariedad entre los diferentes métodos artísticos; a la foto se la puede pintar, coser, tomar como materia de experimentación y tantas cosas más.

 Soy Natacha Ebers

Entrar al mundo de Natacha podría ser encontrarse con un mundo interior que se traduce en experimentos fotográficos, investigaciones, escritos, libros, ficciones, acciones colectivas y hasta huellas existenciales sobre materiales impensados.

Creación colectiva de Natacha Ebers, Rodrigo Aguero y Rocío Muy Bien

¿Quién estás siendo hoy como artista?

Hoy como artista soy quien está intentando, más que otras veces, subsistir. Pienso que las restricciones del contexto me llevaron abrir y colectivizar mis prácticas, lo individual pasó a ser colectivo, se construye de otra manera, el sentido es comunitario y eso me puso en otro lugar como creadora.

¿Qué te nutre artísticamente? ¿Quiénes?

Lo que me nutre e inspira son las experiencias que transito a diario, podría decir que mis creaciones surgen a partir de cómo me muevo y siento en relación a mis vínculos cotidianos, afectivos y laborales. La necesidad y “lo que falta” por lo general es un impulso. Busco la manera de hacer lo que quiero, con lo que tengo.

El uso de la palabra, de la escritura, también son fuente de inspiración. Tengo varixs artistas que me interesan, en donde recurrentemente vuelvo a navegar por sus obras que están vinculadas a la fotografía, video, performance, escritura y desarrollo de procedimientos. Estos últimos meses estuve cerca de Agnee Varda, Lorna Simpson, Jonas Mekas y Ketty La Roca.

En tu obra, construís y desarmas para crear nuevos sistemas y procedimientos ¿para qué?, ¿para quienes?

Los sistemas me sirven para encauzar todas las partes que se van desprendiendo de la obra o la idea. Estos últimos años entendí que hacer fotografía es parte de un proceso largo en donde se construye más allá de la imagen. Estos sistemas me permiten generar relaciones entre las fotos, lo que escribo y lo que investigo. Me gusta desorientarme, ejecutar acciones e ir viendo que me pasa con lo que se va desatando y anudando. Estas experiencias las comparto con quienes asisten a mis talleres.

¿Cuál fue la pulsión que le dio vida a la obra Modos de extraviarse?

La pulsión nace de caminatas que hacía con una paciente del Centro de Salud en el que coordino un taller de arte. Con Belén salíamos a caminar por el barrio de Villa Luro, no había un recorrido definido y siempre nos perdíamos, ninguna de las dos era del barrio. Por eso la obra se llama Modos de extraviarse. En una de esas salidas Belén me acompañó a comprar los vidrios para realizar las transferencias que terminó siendo la obra ganadora.

¿Qué generó en vos que esta obra obtuviera el primer premio de ArtexArte?

Principalmente haber quedado seleccionada es lo que te hace pensar que tal vez puedas ser premiada, entonces esa segunda instancia fue importante porque la obra toma otra forma. Tuve que pensar en cómo podría ser presentada, cuál sería ese dispositivo contenedor, cómo montarla; para resolverlo trabajé con amigas que me ayudaron a pensar, a pulir y materializar la idea que tenía y eso fue hermoso. Recibir la noticia de haber sido premiada fue una explosión para mí y para mi entorno, festejé mucho.

Estos últimos años entendí que hacer fotografía es parte de un proceso largo en donde se construye más allá de la imagen.

De a poco fuiste incorporando texto a tus imágenes hasta llegar a la publicación de tu libro Querida Natacha. ¿Te diste cuenta en qué momento sentiste la necesidad de cruzar imagen y palabra?

Fue algo que se fue dando naturalmente e impulsivamente. Pasé un largo periodo cuidando casas en Capital Federal, estaba con el corazón roto, entonces escribía y me auto retrataba en cada lugar, en ese momento no pensaba en hacer algo con lo que iba generando.

Después de un tiempo, cuando conseguí casa y pude ver lo que acumulé me di cuenta de que tenía “material”  para hacer algo. Pienso que el cruce fuerte comenzó a darse cuando abrí mi archivo personal a otras personas, pensar en la posibilidad de hacer un libro y comenzar a editarlo.

¿Cómo lograste hacer el libro?

Lo logré gracias a la colaboración de muchas personas y a la propuesta de Federico Paladino, director de La Balsa Editora, con el que coincidimos en los modos de obrar y eso era un montón para mí. En ese momento La Balsa estaba en Madrid y Federico, que estaba en Buenos Aires, me preguntó si existía la posibilidad de viajar, a lo que inmediatamente respondí: “imposible”. 

Cuando Fede se fue de mi taller me cuestioné porque sería imposible viajar. Hacía poco me habían contado que Llorenç Raich Muñoz, profesor y coordinador de actividades culturales del Instituto de Estudios Fotográficos de Catalunya había hablado de la obra premiada en un conversatorio en ArtexArte (“Modos de extraviarse”) entonces le escribí y le conté que quería ir, que iba hacer mi libro y él me conectó con lxs directores del EXP.20 Primer festival de Fotografía Alternativa en Barcelona, del cual participé de un conservatorio y Llorenç Raich Muñoz me invitó a dar una charla al IEFC. 

En todas las actividades me ofrecieron honorarios y también llevé fanzines para vender. Asique desde Barcelona me fui a Bilbao ya que La Balsa se estaba instalando allí y me esperaba para hacer el libro. Gracias al trabajo en conjunto y a la colaboración de Maite y Tania que nos ofrecieron el espacio de Erredakzioa y La Taller pudimos materializar el libro en muy poco tiempo, manchándonos las manos con la tinta de la Minerva, rescatando una máquina risográfica de la calle que después no funcionó y editando juntxs.

¿Cómo viviste llevar a la extimidad algo tan personal como un diario íntimo?

Me dio y me da un poco de vergüenza, más que nada por los escritos. Al irme de Bilbao no pude volver a Buenos Aires con los libros porque aún no estaban encuadernados así que no los había visto terminados. Cuando abrí las cajas y vi todos esos libros dije, “tengo un libro y cada libro lo va a tener alguien y ese alguien va a saber mis intimidades”. 

Sentí muchas cosas al releer las cartas del 2011/2012 y otras. Cuando comienzo a vender los ejemplares, quienes lo compraron lo retiraron por la ventana de mi casa taller, yo pensaba, “que no lea nada ahora por favor”. Pero muchas personas cuando lo terminaron de leer, me contaron que se sentían identificadxs en algunos relatos e incluso en sensaciones y eso fue hermoso.

El cruce fuerte comenzó a darse cuando abrí mi archivo personal a otras personas, pensar en la posibilidad de hacer un libro y comenzar a editarlo.

¿Cuáles fueron las transformaciones más importantes en la Natacha artista de la era de Fotolog y la Natacha artista de hoy?

Creo que el Fotolog fue la primera plataforma de imágenes virtual que utilicé, en ese momento sacaba fotos de bandas porque vivía en La Boca con Paula Maffía, La Cosa Mostra, una casa muy grande donde hacíamos fiestas y tocaban las bandas amigas, todo muy under, muy hermoso. Retrataba a la gente tocando en vivo, a mis amigxs, mi intimidad. Estaba muy vinculada al circuito musical y a la noche. Con el tiempo surgieron proyectos en conjunto donde tal vez, sin pensarlo demasiado ya estaba viviendo a la fotografía como práctica artística. Comencé a relacionarme con gente que tenía espacios culturales donde la música, el teatro y la fotografía se fusionaban.

Después de unos años empecé a gestionar y construir mi propio espacio en donde aprendí muchísimo de artistas que se acercaban. También empecé a formarme a partir de residencias artísticas en donde entendí más de cerca que la imagen fotográfica era algo que podía construir a partir de otros recursos y otras herramientas. Creo que la mayoría de las fotografías que hago hoy salen de la escultura, de objetos que encuentro o que construyo, de cosas que escribo y leo.

¿Qué es lo más difícil de estar siendo artista?

Sobrevivir.

¿Y lo mejor?

Poder experimentar y llevar adelante lo que se me ocurre.

¿Qué es lo próximo que vas a hacer?

Estoy con la idea de hacer unas publicaciones. Me gusta trabajar de manera simultánea en varios proyectos. Uno de ellos es sobre la telepatía, proyecto de largo aliento que incluye escultura, algunos textos y objetos. Por otro lado, próximamente se presentará SEND NUDES, un proyecto que surge a partir de una convocatoria por Instagram, y por último estoy programando un ciclo de poesía impresa desde @loscartelesdenatacha que deviene en una publicación.

Nota auspiciada por:

¡Te invitamos a compartir en tus redes sociales!

Autorx

Marina Cisneros

Redactora