Con la voz en la trinchera

Nació en el valle cordillerano, en la confluencia de los ríos Curí Leuvú y Neuquén. Noelia Pucci es cantante y compositora, pone la voz por las que ya no están y por las que siguen luchando. 

Revista Ojo de Salvia

Nació en el valle cordillerano, en la confluencia de los ríos Curí Leuvú y Neuquén. Noelia Pucci es cantante y compositora, pone la voz por las que ya no están y por las que siguen luchando. 

¿Quién es Noe Pucci hoy?

Quien es una en el presente es una construcción, porque finalmente lo único que importa es lo que hacemos en el aquí y ahora. El hoy es la síntesis perfecta: soy una persona que se pone como meta tratar de ser mejor día a día, porque el compromiso es cotidiano. 

De niña tuve que salir a trabajar y en la pobreza absoluta lo peor que te pasa no es no tener para comer. En la pobreza te violan, abusan, te gritan, te denigran y te rompen el Yo. En ese contexto, una tiene todas las herramientas para ser lo peor. Por eso todos los días me levanto y digo “tengo que ser buena persona, porque lo otro lo conozco y sé cómo es”. Aprendí que mi desafío es luchar cotidianamente para que no le suceda a nadie, ese es el compromiso para la niña que fui y por lxs niñxs que vendrán. Eso soy.

¿Cuándo empezaste a cantar?

Empecé de muy pequeña y, cuando aprendí a escribir, empecé a componer canciones. En casa se escuchaba mucha música, con mi papá compartía desde el rock inglés hasta la música afro y el folclore cuyano, quizá de ahí viene la influencia en mi música mestiza. Él me hablaba mucho del cuatro venezolano y hoy yo toco el cuatro. A los 14 años armé una banda de mujeres que se llamaba El Duende, en una época en que Neuquén era sumamente rockero y mucho más machista. Yo era “la hermana de los pibes que tocan bien”, no tenía nombre, era la hermana de los Pucci. A veces pienso que elegí cantar porque sentía que no encajaba, no era una niña como todas y cantar me dio algo parecido a la libertad. 

Foto: Gala Cappelletti Murphyi

“elegí cantar porque sentía que no encajaba, no era una niña como todas y cantar me dio algo parecido a la libertad”. 

¿De dónde nace tu voz?

Siento que hay dos Noelias: una para principiantes, que es desde los 14 a los 25 años y otra que fue mutando hasta mis 37 actuales, porque fui descubriendo una nueva personalidad en mi voz. De la Noe Pucci para principiantes no quedó nada (risas). A mi voz la hemos podido construir en lo colectivo, en las marchas, en la lucha. Porque, en definitiva, mi voz y mi repertorio nace de ahí, de lo colectivo. Militar desde muy chica determinó mucho mi obra y yo elegí eso.

Haciendo una retrospectiva de tu camino como cantante, ¿hay algún momento trascendental o de transformación en tu carrera?

Empezar a militar a los 13 años, en un partido político de izquierda, claramente lo fue. Pero el asesinato de Carlos Fuentealba cambió totalmente mi carrera porque entendí que tenía que cantar otra cosa. Sentí que había que contar más explícitamente lo que estaba ocurriendo.

Otra situación fue conocer a Goy (ex Karamelo Santo), porque me ayudó mucho con mi voz, en esa etapa de transición entre las dos Noelias. Él me dijo: “vos estás condenada a vivir de la música”, y a partir de eso pude dar un giro para seguir resistiendo desde la alegría, porque venía con letras y canciones muy duras. Goy después me invitó a tocar en su banda y me fui a vivir a Buenos Aires, mientras producía mi disco. 

Posteriormente, el asesinato de Santiago Maldonado me encontró de gira por el país. Fue muy duro escuchar a los medios de comunicación fomentar tanto odio y racismo hacia el pueblo mapuche. Ese año también falleció mi hermano y en ese contexto tomé la decisión de irme a Cuba, donde viví un año. 

A la hora de componer, ¿cómo es tu proceso?

Yo no estudié canto ni guitarra. Me formé como percusionista, por lo que no tengo un método. Tengo una idea, agarro la guitarra, empiezo a escribir y voy haciendo la canción con la música y la letra a la par. Siempre salió así, con todas las canciones. Pero mi instrumento es la voz, por eso digo que no soy guitarrista ni toco bien, sólo me acompaño. 

Foto: Mario Alonso

“A mi voz la hemos podido construir en lo colectivo, en las marchas, en la lucha. Porque, en definitiva, mi voz y mi repertorio nace de ahí, de lo colectivo”.

¿A quién le cantas?

Mi obra es contestataria. Le canto a mi pueblo, a lxs desprotegidxs, a las minorías, a las mujeres, a lxs niñxs, las personas trans. A todxs ellxs les dedico mi voz. A todxs ellxs les canto. 

¿Sentís en tu voz la voz de muchas mujeres?

Es mucho expresarlo así, pero sí diría que soy el canto de las mujeres que ya no están. Me siento también portavoz de visibilizar nuestras problemáticas. Hay que cambiar la estructura patriarcal y para eso canto. Ese es el lugar que elegí.

En el ambiente musical que aún conserva rasgos patriarcales, ¿cómo es y fue tu recorrido como cantante mujer?

Fue durísimo. Vivimos en un mundo donde, cada diez artículos que se escriben sobre música, ocho son dedicados a bandas o cantantes hombres. Además, son notas escritas por hombres y ni hablar del acceso a recitales o festivales. Existe una necesidad y por eso tuvimos que hacer una Ley de Cupo, sino no habría participación. Este es un gran primer paso conquistado, pero también es necesario que se profundice, para generar una verdadera igualdad y que funcione de manera federal. Hoy tenemos la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, ganada después de 20 años de lucha, así debería ser con la música y con todo.

Foto: Facebook Noe Pucci

“Hay que cambiar la estructura patriarcal y para eso canto”.

Foto: Marilina Mali

¿Qué te da la música?

El camino que elegimos como mujeres artistas no siempre da tranquilidad, cuando se llevan a una compañera tenemos que salir, con el canto y la guitarra. La música hoy es mi trinchera, no espero que me dé algo. Es una gran herramienta y es importante que dejemos de seguir colocando a las artes en el rol de dioses, el arte acompaña.

¿Trabajás con otras mujeres en sus procesos de profesionalización como cantantes?

Si, hace un tiempo tuve una productora pequeña, donde pude trabajar con varias cantantes de Neuquén de manera gratuita. Siempre invito a mis shows a cantantes y pongo a disposición todas las herramientas que tengo. Ahora no estoy produciendo, pero a fin de año empiezo con una chica que tiene una banda de cumbia. 

La idea es tratar de acompañarnos desde un lugar de construcción. Esta industria deja afuera a todo lo que no se asemeje a la estética hegemónica de lo que vende porque, para ese modelo, no alcanza con cantar bien. El mercado está armado para un perfil de cantantes y músicas determinadas. De allí es que valoro que exista la Ley de Cupo, porque el requisito es ser mujer, cantar y tocar. Desde acá se apunta a construir todo un mundo feminista.

“es importante que dejemos de seguir colocando a las artes en el rol de dioses, el arte acompaña”.

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Autorx

Virginia Robles

Dirección + Edición De Arte