Cine para apostatar

Recomendación de películas que hablan de la batalla que se viene, sin desvirtuar el cometido: ¡Iglesia y Estado, asuntos separados!

Revista Ojo de Salvia

Como ya sabemos, la institución más ominosa de la historia ha sido la iglesia. En la actualidad, se debate mucho sobre su separación del Estado, ya que, mientras más se avanza en materia de Derechos Humanos, menos dudas quedan en disertar contra su hegemonía y manto de silencio. Asimismo, nada más gráfico y dominante que el cine para influir y desmantelar estas cuestiones que la Iglesia trata con liviandad e impunidad. En Ojo de Salvia destacamos tres (o más) pelis sobre el tema. 

El Club

No es novedad que el cine chileno es visceral, crudo y con una gran crítica política. En esta ocasión, me parecía necesario nombrar la película dirigida y escrita por Pablo Larraín, que ahonda en la relación de transparencia y empañamiento de la iglesia con los curas pedófilos. El Club cuenta la historia de varios curas pederastas o implicados en robos de bebés de la última dictadura, que se encuentran bajo asilo, cumpliendo una “condena” con protección simbólica y política. 

Estos sacerdotes viven en una casa de un pueblo costero de Chile, al cuidado de una monja, la madre Mónica, quien les provee comida, bebida y se encarga de las tareas domésticas. Ellos gozan de buena salud y una casa enorme en un pueblo inhóspito. Su locación es estratégica, alejada de las ciudades grandes, en donde las actividades principales son la pesca, el surf y las carreras de galgos.

La película, bajo cualquier punto de vista, conversa con elementos terroríficos. Desde lo visual, con ambientes pesados y húmedos, el horizonte con brumas y colores oscuros, que remiten a una escena de Caravaggio, sofocándonos por las composiciones, a veces borrosas, otras veces saturadas. También desde lo narrativo, como no podía ser de otra manera, juega con nuestros límites, porque además de provocarnos repulsión y odio hacia la representatividad de la Iglesia y los personajes que componen el relato, roza con lo absurdo, generando más confrontación aún. Estos curas, supuestamente bajo el castigo de Dios, permanecen en penitencia por varios años en una hermosa morada costera, sin claros deseos de redimirse. 

Los personajes oscilan entre la perversidad y el reflejo purísimo de los privilegios eclesiásticos y patriarcales que ejercen, frente a las consecuencias de este sistema, vulnerando a personas inocentes y desprotegidas. También aparece la figura del perro, otro cuerpo vulnerado, casi como un acercamiento o símbolo falso de ternura. Los perros y el crepúsculo que tiñe casi todo el film pareciera que son los únicos elementos que humanizan a estos curas. Está todo dicho, no hay tutía para los perversos y desborda la claridad en los hechos que cometieron.

El Club (2015), Pablo Larraín, Chile.
Elenco: Alfredo Castro, Roberto Farías, Antonia Zegers, Marcelo Alonso, Alejandro Goic, Jaime Vadell, Alejandro Sieveking , José Soza, Francisco Reyes.
Disponible en Netflix

Otros títulos con temas similares: El Bosque de Karadima (Matías Lira), La Mala Educación (Pedro Almodóvar), Philomena (Stephen Frears).

Los personajes oscilan entre la perversidad y el reflejo purísimo de los privilegios eclesiásticos y patriarcales que ejercen, frente a las consecuencias de este sistema, vulnerando a personas inocentes y desprotegidas.

Corpus Christi

Basada en un hecho real ocurrido en Polonia, esta película de Jan Komasa narra la historia de Daniel, un joven que debe cumplir condena en un reformatorio. Como parte de su sentencia, está obligado a realizar tareas en un aserradero junto a otros presos, como trabajo comunitario. Daniel, cansado de la desidia del sistema carcelario, decide escaparse y refugiarse en un pueblo cercano y hacerse pasar por un sacerdote para zafar de su situación. 

De esta forma, gozando de una lujosa comodidad y privilegios, rehace su vida bajo una nueva identidad. La película nos muestra una realidad ambigua, ya que plasma en un solo relato la imagen crítica de dos grandes instituciones adoctrinadoras y deja ver también sus fugas. Las compara y contradice, pero sobre todo expone a la Iglesia y al Estado, que operan del mismo modo en este caso. 

Daniel se convierte en una sacrílega figura sacerdotal, a la que todo el pueblo respeta y venera, pero que no deja de tratarse de un varón cis un tanto bizarro, con ganas de divertirse y pasar desapercibido, queriendo dejar atrás su pasado. El relato es una alegoría tragicómica, en donde vemos deseos de redención y empatía, pero también odio y violencia. Corpus Christi nos hace reflexionar sobre la dualidad y contradicciones de estos fanatismos, con disyuntivas morales que acaban en violencia generalizada. 

A medida que avanza el relato, el falso sacerdote logra gozar de sus poderes y prerrogativas, inventando sus propios rituales performáticos de lo que interpreta de la religión y ayuda a la comunidad, que fue atravesada por una tragedia. Daniel pretende ayudar a sanar las heridas del trauma colectivo de esta comunidad, pero finalmente el perdón del pueblo no es suficiente y la historia se vuelve circular: otra vez el castigo y la violencia institucional.

Corpus Christi (2019), Jan Kosama, Polonia.
Elenco: Bartosz Bielenia, Agata Kulesza, Aleksandra Konieczna

Otros títulos con temas similares: Ida (Pawel Pawlikowski), The Master (Paul Thomas Anderson)

La película nos muestra una realidad ambigua, ya que plasma en un solo relato la imagen crítica de dos grandes instituciones adoctrinadoras y deja ver también sus fugas.

Yo, la peor de todas

No podemos dejar de nombrar a María Luisa Bemberg si de transgredir los preceptos de la iglesia y el Estado estamos hablando. Varias de las películas de la directora argentina tratan temas que irrumpen con los estereotipos de la lógica masculina y heteronormativa de la época. Yo, la peor de todas está inspirada en el ensayo Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe de Octavio Paz y narra la interesante historia de Sor Juana Inés de la Cruz, conocida mundialmente como la Décima Musa, una mujer que se encierra a los 20 años en un convento a estudiar y escribir, con grandes anhelos de ser poetisa. 

La película nos posiciona en un contexto histórico colonial, donde la corona española y la religión católica oficial ejercen muchísimo poder. A pesar de esto, hay una fuerte diversificación y exploración femenina en el personaje protagonista, la voz de Juana Inés trasciende las confrontaciones de los obispos que la quieren acallar y manifiesta sus deseos de ser artista. No quiere ser madre y piensa que, siendo monja, podrá escribir y enseñar a cantar. También dedicarse a la astronomía, la filosofía y la teología. 

El relato muestra feminidades que cuestionan lo que es el deseo y cómo opera el control sobre sus cuerpos por parte de la Iglesia y las normas patriarcales. Sor Juana Inés tiene una relación estrecha con la virreina Marquesa de Laguna, y se denota una fuerte atracción entre ambas, se admiran y creen vehemente en lo que sienten. Este deseo se hace público, ante la mirada tajante de los varones poderosos. 

La película representa una fuerte crítica al autoritarismo masculino de la Iglesia y el Estado, pero prioriza la mirada de lo artístico y lo poético como campo de batalla que logra perpetuar toda esa violencia y custodiar lo misógino, dejando visible la falta de derechos que tienen las mujeres en la película. Aunque finalmente nos quedamos con sabor a poco, sabemos que el arte de Sor Juana desestabilizó la institución patriarcal y la sociedad virreinal del siglo XVII, resignificando y trascendiendo la resistencia, la intimidad, el juego y la mirada deseante: “¿Cómo es Juana con ella misma, cuando está sola, cuando nadie la ve?” 

Yo, la peor de todas (1990), Maria Luisa Bemberg, Argentina. 
Elenco: Assumpta Serna, Dominique Sanda, Hector Alterio, Lautaro Murua.

Otro título con temas similares: Camila (Maria Luisa Bemberg).

El relato muestra feminidades que cuestionan lo que es el deseo y cómo opera el control sobre sus cuerpos por parte de la Iglesia y las normas patriarcales.

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Autorx

Daniela Vera

Redactora